– Autoridades ambientales han confirmado la presencia del pez diablo (Hypostomus plecostomus), una especie invasora, en las aguas protegidas de la Bahía de Chetumal, un hallazgo que amenaza la conservación del frágil ecosistema local, particularmente la Reserva Estatal Santuario del Manatí.
El reporte inicial se registró los días 8 y 9 de abril, cuando pescadores de la cooperativa “Puerta Maya”, encabezados por Noé Poot, capturaron tres ejemplares en aguas cercanas a la comunidad de Calderitas. Los especímenes fueron entregados al Departamento de Áreas Naturales Protegidas Zona Sur del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo (IBANQROO), donde se realizaron los primeros análisis morfológicos para confirmar la identidad de la especie.
Posteriormente, los peces fueron trasladados a la Unidad Chetumal de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) para un análisis genético que permitirá profundizar en su origen y características. La presencia de esta especie, conocida por su alta capacidad reproductiva y su impacto devastador en ecosistemas dulceacuícolas, representa una seria amenaza para la biodiversidad de la región. El pez diablo altera el equilibrio ecológico al competir con especies nativas, degradar hábitats y afectar la disponibilidad de recursos, lo que pone en riesgo a especies emblemáticas como el manatí (Trichechus manatus).
La detección en una zona de alto valor ecológico como el Santuario del Manatí, reconocido por su riqueza biológica y su papel en la conservación de especies en peligro, ha encendido las alarmas entre las autoridades y la comunidad científica. El IBANQROO ha emitido un llamado urgente a la ciudadanía para reportar cualquier avistamiento de esta especie al número 983 106 9565, destacando que la detección temprana y la colaboración comunitaria serán fundamentales para contener su propagación y mitigar el daño ambiental.
Las autoridades ambientales, en conjunto con instituciones académicas y pescadores locales, han iniciado un plan de monitoreo y contención para evaluar la magnitud de la invasión y diseñar estrategias que protejan este valioso ecosistema. La Bahía de Chetumal, uno de los últimos refugios de biodiversidad en el sureste mexicano, enfrenta ahora un nuevo desafío que exige acción inmediata y coordinada.